¿Es cáncer, doctor?
DOI:
https://doi.org/10.47196/da.v26i2.2089Palabras clave:
Cáncer, RosáceaResumen
A la mañana siguiente, cuando Norma se despertó, Macky ya se había ido a trabajar. Bostezó y fue al cuarto de baño, y mientras estaba leyendo el Buenos días, soy Dios se miró en el espejo. “¡Dios mío! ¡Tenía la nariz llena de puntitos rojos brillantes! Oh, Señor”. Bueno, pues ahí estaba. El día había llegado por fin: tenía cáncer de nariz. Se sentó al instante en el suelo para no golpearse la cabeza si se desmayaba. Oh, no, seguramente tendrían que extirparle la nariz entera. Iba a quedar desfigurada. “¿Por qué yo, Dios mío? ¿Por qué mi cara?”, pensó Norma. En el instituto, Norma no tuvo jamás ni una pizca de acné, ni un bultito. Ahora recibía el castigo por ello. Se puso de pie y miró otra vez. ¡Todavía estaban ahí! No solo perdería la nariz, sino que quizá necesitaría quimioterapia. ¡Adiós a todo el pelo! Oh, Dios. “Sé valiente”, pensó. Aterrada, llamó al dermatólogo, concertó una cita y se dirigió al salón de belleza. Entró de golpe.
Citas
I. Flagg F. ¡Cuestión de narices! En: Flagg F. Me muero por ir al cielo. 1ª ed. Buenos Aires: Vergara; 2006:281-283.
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